sábado, 13 de diciembre de 2014

El amor es un arte.

Y en ese momento lo comprendes, es él. Llega un día en el que decides olvidar todo, borrón y cuenta nueva. Y pasa el tiempo, al principio estás bien, pero según pasa vas comprendiendo que ese vacío no va a desaparecer. No importa, piensas, mejor vacía y sin el a triste y a su lado. Siguen pasando los días y conoces a alguien nuevo, te saca sonrisas, te cuida, sí, te hace bastante feliz. Pero el vacío sigue ahí y sientes que algo va mal. No sé, según pasa el tiempo sin él vas comprendiendo que lo necesitas, cada día más. Supongo que es verdad eso de que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes, y es que este tiempo sin el he extrañado hasta la mayor tontería que decía. Extrañaba cada virtud y cada defecto, recordaba cada momento, y deseaba no perderlo, deseaba estar con él en un futuro, deseaba no olvidarle y encontrar una razón para volver a su lado.
¿Sabes lo que es llegar a un punto en el que perdonarías todo por seguir a su lado? Porque no quieres perderle, porque le necesitas en tu vida, porque te hace sentir bien. No sé, eso hago yo, y quizás me esté equivocando, pero mi corazón manda y aunque está cansado de sufrir sabe que el único ocupa que quiere tener es él. Cambiar, antes era imposible, siempre he creído que quién te quiere te acepta con tus defectos y tus virtudes. Y sí, lo hace, pero a su lado siempre quiero mejorar, quiero crecer, quiero madurar. Quiero ser todo lo que busca, lo que desea, la casualidad más bonita que ha podido conocer. Quiero ser en su vida lo que él ha sido en la mía. Que sí, que por muchas veces que me diga que soy todo lo que busca yo quiero ser más, todo lo que nunca pueda imaginar. 
Que cada parte de mí quiere ser suya, y viceversa.

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