domingo, 22 de marzo de 2015

Tengo la cama vacía de sentimiento.

Dicen que un clavo saca al otro clavo, y que quién se cree eso no tiene ni puta idea de carpintería. Dicen que uno no, pero quizás veinte sí. Que el tiempo todo lo cura, y que cuando es amor verdadero nada ni nadie te hace superarlo del todo.
Y yo, que no tengo ni puta idea de nada de esto, digo que amor verdadero solo hay uno. Que los clavos están ahí tanto tiempo como tú decidas y que sí, que los recuerdos no se borran pero que el dolor tampoco es duradero. Que cuando quieras de verdad lo sabrás. De hecho compartirás vida con esa persona, y en ese momento da igual lo que hallas vivido o lo que quede por vivir. En ese momento vives el presente.
No sé nada del amor, y supongo que dado mi historial amoroso muchos consejos no puedo dar. Pero si algo tengo claro, es que alguien tiene tanta importancia en nuestra vida como la que le queramos dar. Que recordaremos a alguien tanto como le queramos recordar. Y que dolerá tanto como permitamos que duela. 
No podemos decidir lo que sentimos, pero sí podemos cambiarlo. Si nos esforzamos. 
Tiempo al tiempo, todo llega en su momento.

viernes, 20 de marzo de 2015

Pero se olvidó de que el hielo quema.

Seguí caminando, solo quería escapar de todo, así que en lugar de caminar, corrí. Seguí corriendo hasta perderme. Y no me importaba desconocer mi localización, porque ya llevaba demasiado tiempo perdida interiormente. Dejando que la vida pasara, caminando sin rumbo fijo. Llevaba demasiado tiempo rota, y hoy me daba cuenta por fin. Me daba cuenta de ello porque alguien había intentado formarse un hueco en mi corazón, y no había podido, porque...no tenía, solo quedaban pedazos. Y no quería eso, yo quería vivir, queria amor, quería encontrarme a mi misma de nuevo.
Supongo que el miedo me superaba. Sí, el miedo de que no fuera lo suficiente como para que alguien se parara y reparara mi corazón pedazo a pedazo, a que no llegaran a quererme como yo necesitaba. Supongo que tenía miedo a no volver a saber nada del amor. Hasta que llegó él, y todo el miedo, todo el dolor, se habían concentrado en una única persona.
Llegó con esas ganas de entrar en mi vida y abandonarla, y no me importó, al principio no. Pero con el paso del tiempo...comencé a temer al adiós, comencé a buscar una manera de que no llegara la despedida. Y desde ahí comencé a sentirme realmente perdida, porque lo único que quería era que me quisiera, y no tenía ni puta idea de lo que él sentía.
Supongo que seguí corriendo un rato así sin más, no lo recuerdo, la verdad. 
Simplemente perdí el sentido, esperando a que llegara él y me ayudara a encontrar el camino de vuelta

domingo, 8 de marzo de 2015

Carta a quien algún día dije te quiero.

Poco a poco fui comprendiendo que no dependo de nadie. Que si soy feliz es por mí y que sobre nadie recae la responsabilidad de sostener las piezas rotas de mi corazón. Con el paso del tiempo fui necesitándole cada vez menos, hasta llegar a lo que soy ahora. Prometí mil y una veces que no volvería a llorar por amor, supongo que fallé.
No sé. Hoy no es como todos eses días que pienso en ti. Hoy me siento bien, me siento orgullosa de mí y hoy solo quiero que seas feliz. Hoy te recuerdo como alguien que me enseñó a vivir de verdad, supongo que eso es bueno. Y es que lo nuestro fue bonito. Fue una de esas historias difíciles de contar, de esas que marcan, que cambian...pero que también duelen, queman. Hoy no quiero volver atrás, hoy quiero volver a amar de verdad, como contigo pero aún mejor, con final feliz. No, mejor dicho, sin final.
Fue bonito por la manera en que nos conocimos. Por como de un día para otro cambiaste mi vida. Por la casualidad. Fue bonito por como me fuiste ganando poco a poco y conseguiste sacar lo mejor de mí. Porque me enseñaste a querer de verdad, sin límites. A vivir, sin importar lo que pudieran decir de mí. Me enseñaste a crear un nosotros, a sentir lo que nunca había sentido por otros. Por como construimos poco a poco un amor incomparable, aunque más tarde lo destruyeramos, da igual.
Y te estoy tremendamente agradecida por hacerme al principio tan feliz, por hacerme comprender lo especial que soy y lo mucho que valgo. Por hacerme luchar tanto al final y hacerme dar todo y no rendirme a la primera de cambio. Gracias por enseñarme lo que es amar con todas las letras y también por hacerme fuerte. Porque desde tu partida ya no temo al amor. Sé lo que hay. Y hoy tengo ganas de enamorarme de nuevo, de conocer a alguien que no se vaya.
No voy a mentir, no te culpo de que todo haya acabado, sé que yo tuve la culpa al principio, que si yo te hubiera querido desde el principio y si tu hubieras  luchado al final esto no habría terminado. Pero sí te culpo de los daños cuando todo terminó, de hacerme sentir tan rota, de haberla cagado cuando todavía quedaba alguna oportunidad por ahí perdida. Pero qué más da. El pasado, pasado está.
Hoy te recuerdo como algo bueno, como parte de mi pasado, como una de las razones por las que ahora soy como soy y porque me siento orgullosa de ello, porque sé que nos desgastamos el uno por el otro, pero en tiempos opuestos. Y ese fue nuestro error, no saber compaginarnos. Aún así, gracias por todo, espero que encuentres a alguien que sepa vivir al mismo ritmo que tu y que os ameis al mismo tiempo. Espero conocer a alguien nuevo, que los dos amemos, que la vida nos sonría de nuevo.