martes, 24 de diciembre de 2013

Eras mi vida y ya no estás.

Y te esperaba. Esperaba ver tu sonrisa. Esperaba que me alegraras, que como siempre, me hicieras olvidar cada uno de los malos sucesos que ocurrían a mi alrededor. Esperaba sentir esa felicidad a tu lado. Y esperaba esa emoción del primer día, ese abrazo. Esperaba volver a sentir que me proteges.
Pero esperé y esperé. Fue inutil. No llegaste, no te volví a ver. 3 meses más, que se dicen rápido. Fue tal la decepción que me derrumbé. Y te busque, a pesar de saber que no estarías.
Y ahora pasan los días lejos de ti. Como acustumbro a estar, pero no en estas fechas. Mi vida pasa poco a poco, y yo, loca y pobre de mí, espero quieta, a veces entre lágrimas, otras sonriendo.

To feel lost

Me faltan ganas. Me falta vida. Me falta él. Estoy vacía. Tanto de amor, como de esperanza. No siento lo que escribo, no escribo lo que siento. No consigo centrarme, no desde que él no está. Y me vuelvo loca. Y no duermo. Y ya no pienso con cabeza. Hago las cosas así, sin sentido. Ya ni yo sé lo que me pasa.
A veces sentimos que estamos mal, sin razón. Nos falta esa inspiración. Esa misma que nos hacía felices, que provocaba magia, que nos levantaba por la mañanas. Quiero pero no puedo. Y me siento inútil, sí, por qué no. Me siento frágil y decepcionada. Me decepciono conmigo misma por no poder conseguirlo. Esa vía de escape desapareció, a eso se debe este texto sin sentido. Lo único con lo que podía liberarme sin hacer daño a nadie se ha puesto en mi contra. Salida bloqueada.
Desesperada, buscando una manera de volver a lo de antes. Quizás sea por alejarme tanto tiempo de todo lo importante para mí, o porque eso todo que es importante para mí se ha alejado. No comprendo nada. No me comprendo a mi misma. Punto final. Ya ni siquiera digo lo que pienso, y es que no consigo ordenar las ideas dentro de mí. Paro de decir tonterias. Simplemente necesitaba pasarme y vaciarme un poco de tanto desconcierto.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Me extrañarías si me voy?

Siento que podría desaparecer, y en realidad, a nadie le importaría. De hecho muchos ni siquiera se darían cuenta. Pienso que ya estoy fuera de juego, y si quiero volver a entrar tendré que coger fuerzas, porque todos llevan ventaja. Sé que no importa, no importa si estoy bien o mal, no importa si lloro o río; eso les da igual. Lo único que importa aquí es ganar con el menor número de cicatrices posibles. Aquí no se preocupan por los demás, aquí todo es egoísmo e interés. Y supongo que así es la vida. Nos regimos por normas que nosotros mismos inventamos, pero no las cumplimos. Queremos que se comporten bien con nosotros pero vamos por la vida clavandola por detrás una y otra vez, vamos haciendo putadas como si fuéramos los reyes. Y no es así, o al menos no debería ser así. Por eso no me importaría desaparecer si por ellos fuera. Suerte que siempre queda la familia, pero no la de sangre, si no eses a los que realmente te daría pena perder y que sabes que llorarían tu pérdida.
Y sigo manteniendo mi pensamiento. Sigo creyendo que si hoy me fuera,  llorarían dos o tres, durante unas horas como mucho. Y luego lo olvidarían. Así resuelven ellos los problemas, dándolos de lado, ignorando, olvidando; o por lo menos, intentándolo. Pero si algo he aprendido es que algún día esas cosas te pillarán desprevenida, y te derrumbarán.
Por eso digo que podría desaparecer, porque si el juego trata de venganzas, de quien es más fuerte...no quiero jugar. Quiero jugar al blanco y negro, al poli y el caco. Quiero jugar a lo positivo y lo negativo. Quiero, por una vez, sentir que si desaparezco (negativo) alguien se daría cuenta y de verdad lo sentiría (positivo). Quiero pensar que no existo para ser un adorno.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Te prometo no escribir ningún final.

Que sí algún día me dices te quiero te haré feliz. No pensaré en él. Que si estos besos fugaces sacan a la flota sentimientos reales, no dejaré que se hundan. Que si sonries sonreiré, que si lloras lloraré. Que si nos prometemos un para siempre no romperé esa promesa que nos une. Si por fin nos atrevemos a querer, si damos el paso, será mútuo. Y nos cuidaremos, siempre de manera recíproca.
No puedo negar que haces latir mi corazón a mil por hora. No dudes que cuando estás cerca de mi me quedo muda y que cuando me tocas se me pone la piel de gallina.
Te prometo que si esto es algo serio, no diré adios.
Tú, querida alma gemela. Solo decir que estés donde estes, te quiero.