viernes, 20 de febrero de 2015

Le vi y me sonrió.


Tenía ese tipo de sonrisa que viene y te reta, esa sonrisa que provoca y que con mirarla una sola vez te deja prendada. Pero no era su sonrisa simplemente, era la forma en la que lo hacía, la manera en la que sonreía. Como diciendo bésame sin decir nada en realidad. Como queriendo conquistarme. Él sabía lo que hacía, sabía que me calaba con esa jodida sonrisa. Con el tiempo comencé a conocer cada una de ellas, a reconocerlas. Sabía cuando sonreía por educación, cuando ocultaba lágrimas en su interior, cuando lo hacía por felicidad o en fin, cuando me sonreía a mí. Porque esa sonrisa era diferente, era única, era mía. Y joder, la de veces que soñaba con abalanzarme sobre ella y besar cada parte de su existencia. Pero por miedo o por quién sabe qué nunca lo hice. Hasta un día en que no pude contener más nada. Y le besé.