viernes, 19 de diciembre de 2014

Yo podría prometerte el mundo, tú prométeme una madrugada.

Y ella se rompía por él. Lo daba todo,
joder,
daba más de lo que tenía.
Se destrozaba por una sonrisa suya, y si algo iba mal era la primera en estar ahí. Lloraba todas y cada una de sus caídas y le ayudaba a volver en pié. Le aceptaba, le perdonaba, le entendía y dejaba el orgullo a un lado siempre que hiciera falta. Ella, la chica más orgullosa que has podido conocer, ella lo dejaba todo por él.
Llevaba sobre sí todos y cada uno de los pedazos que él mismo había creado con su corazón, y es que la había calado hasta lo más hondo, tanto que acabó por romperla. Los llevaba a cargo, todo ese peso, todo ese sufrimiento, pero consiguiendo que para los demás fueran invisibles. Estaba rota como nunca antes, y se dio cuenta demasiado tarde de que la cosa iba mal, tan tarde que no había solución sin sufrimiento, que ya nada podía remediarse sin acabar por los suelos.
Siguió al pie del cañón, hasta cuando ya ni siquiera se podía sostener, con una confianza ciega, siguió cuando nadie estaba, y encontró razones donde nadie las encontraba. No consiguió decir adiós, no pudo, ingenua le llamaban. Siempre había creído que debía luchar por sus sueños, y que podía hacer, si en todos sus sueños aparecía él?
Solo pedía un poquito de amor, la certeza de que todo volvería a ser como cuando empezó. Solo pedía cumplir sus sueños y ser feliz. Pedía volver a marzo, puto marzo, como la ha marcado. Y es que estaba convencida de que todo podía ser como era, porque se conocía, porque merecía la pena.
No lo tenía, no, ya no se tenían, pero se pertenecían. Sus "corazones" seguían respondiendo a cada palabra y seguían creando electricidad al estar cerca. No ser rindió, nunca lo hizo, y a día de hoy sigue preguntándose si se equivocará, porque perdona lo que no debería de perdonar, e intenta olvidar algo que la ha hundido tanto que nunca lo conseguirá superar.
Así que sí, es verdad eso de que el amor nos hace ciegos. Un ni contigo ni sin ti eterno, un amor de críos que acabó ardiendo.

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