domingo, 17 de agosto de 2014

Y ese fue nuestro primer domingo juntos.

Sonó el timbre y abrí la puerta corriendo. Era él, con su sonrisa y ese olor que me tiene loca. Lo abracé y lo invité a entrar. Fuimos al salón y yo me volví a acomodar en el sofá en el que estaba anteriormente. Él se quitó la chaqueta y la dejó en una silla mientras me preguntaba qué tal estaba. Yo respondí que estaba enferma, tenía gripe, así que mal. Entonces vino, se sentó y me abrazó, muy muy fuerte. Le dije que me estaba ahogando entre risas y me abrazó aún más fuerte. Cuando me soltó por fin pude decirle un "saca bicho" de esos a los que ya le tenía acostumbrado. Me dió un beso en la frente y se metió en la manta, acostado a mi lado. La chimenea en frente nuestra consumía la leña poco a poco, creando un ambiente tan romántico que se ajustaba perfectamente al momento. Decidimos ver una peli, después de un buen rato de discursión sobre cual. Mientras él la ponía, con las pocas fuerzas que me quedaban fuí a la cocina e hice una tacita de café para cada uno. Con leche y tres cucharadas de azúcar el mio, sin leche y dos cucharadas de azúcar el suyo. Mientras esperaba al café vino y me abrazó, me dió uno de eses abrazos por la espalda que sabe que me encantan, y miles de mariposas se revolvieron en mi estómago. Me giró y me besó, y fue tan bonito... Volví al salón pero esta vez acompañada de él y comenzamos a ver la película. No sé, pero fue un momento de eses que no se olvidan. Yo en pijama y con un moño en lo alto de la cabeza, con las ojeras que acostumbro tener y sin maquillar. Él con una camiseta y en boxers, tan perfecto como siempre. Pasaba el tiempo y la película llegaba a su final, y así fue. Terminó despues de un buen rato de llorera por mi parte y de pañuelos gastados. Luego él hizo la cena, mientras yo preparaba la mochila para el día siguiente. Cenamos y nos fuimos a dormir, juntos, tal y como serían el resto de nuestros días.

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