lunes, 30 de septiembre de 2013

14 me siguen.

Porque crecemos, y se supone que maduramos, y que nos hacemos autosuficientes. Se supone que te haces más fuerte y que tu autoestima crece con el paso de los años. Se supone que poco a poco te vas convirtiendo en tu realidad, en tu verdadero yo. Pero, ¿qué pasa si eso no ocurre? Estamos en épocas difíciles, en tiempos en los que todo el mundo critica. Todos se meten en la vida de todos y hablan de lo que no saben. Y no me gustaría generalizar, hay excepciones, pero hablo por experiencias, hablo por lo que abunda; y lo que abunda, muy a mi pesar, es la gente falsa, consentida, inmadura y mal acostumbrada.
 Porque los que deberían de ayudarte te hacen derrumbarte, los que deberían comprenderte te hacen sentir un bicho raro, y los que deberían quererte te apuñalan.
Y pasa que esa sociedad que espera de tí un buen futuro no te deja crecer. Pasa que los mayores culpan a los más pequeños de sus errores, de errores que ellos mismos cometen, pero que no reconocen.
Seguimos siendo crios. Adolescente nunca significará adulto, no espereis que pensemos como a vosotros os gustaría, no pretendais que no cometamos los mismos errores que vosotros, no nos culpeis por vuestros errores. Porque todo depende de vosotros, de como nos habeis acostumbrado desde un principio hasta un final, porque es un cuidado continuo.
Y termino diciendo que la libertad no es siempre el problema, siempre y cuando sea con las cantidades justas. No todos los adolescentes somos iguales, algunos necesitan más cuerda y otros menos. Con esto quiero decir que a veces, el búnquer en el que nos encerrais para protejernos, se convierte en una jaula que nos desgasta, y que solo provoca que cuando por fín podamos salir las experiencias nos vengan de golpe, y jodamos todo.
Si algo aprendí en este tiempo es que las experiencias deben venir poco a poco, para poder tener el control, porque si no, ellas se apoderarán de ti.

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