sábado, 3 de enero de 2015

Por fuera París, por dentro Roma.

Sabes cuál es el puto problema? Que aquí la gente dice te quieros y promete para siempre a lo tonto, y así vamos. Crees que eres la vida de alguien y poco después ves como te substituye. Gracioso, no? A ver si distinguimos de una maldita vez el querer con la mierda esa a la que llamamos amor. Y ahora me siento idiota, idiota por haber dado tanto por alguien que a los dos días ya me ha olvidado. Me has usado y tirado como si fuera una muñeca de trapo, lo has dado todo decías. Y mírate, dándome de lado, cambiándome por otra, ni una semana has tardado. Asco, me das asco. Asco al mirarte, asco al recordarte. Te quería como al que más, y de que ha valido? Eras mi todo, mi primero, mi apoyo. Y ahora no eres nada.
Ya no creo en el amor, no creo en nadie, no creo en nada. Solo quiero desaparecer y que todo este dolor que me llena desaparezca de una maldita vez.
Una gilipollas, eso he sido, por creerte, por darte todo recibiendo lo que he recibido. Y lo más gracioso es que sigo queriéndote, sigo sin pasar página mientras tú ya has cambiado de libro. La rabia me desborda y es que ya no hay nada más que hablar. Mis torres se han derrumbado, lo poco que quedaba de mí está por los suelos. Necesito ayuda, pero no la quiero, cuanto más abajo menos dolorosa será la caída. Estoy cansada. Cansada de ti. Cansada de tus tonterías. Hasta cuando te has ido haces daño. No quiero saber nada de nadie, se acabó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario