Comienzas a ver lo bonito de cada día, el cumplir sueños, el ponerse propósitos, el madurar, el crecer, el quererte sin buscar una razón, el dar y recibir amor. Y cuando te das una oportunidad a ti misma, comienzas a dársela también a los demás. Comienzas a despertar con una sonrisa, a disfrutar del día a día, a sonreír. En definitiva, comienzas a ser feliz.
Supongo que deberías agradecerle que te rompiera el corazón, porque gracias a ello has salido adelante y has conocido una parte de ti que no sabías que existía. Has sacado fuerza de donde no la tenías y has salido viva de un impacto brutal. Has aprendido a recomponerte a pesar de la rotura y a levantarte por muy grande que fuera la caída.
La vida es bella, y no se había dado cuenta hasta que sintió haberla perdido y ansió volver a tenerla. Y ahí está, completa. Cuando pensaba que no podía más aprendió a darle un giro a la vida, y tomó las riendas de su felicidad, porque ser o no ser feliz depende de uno mismo.

Y por momentos como estes, te das cuenta de que la vida seguía su curso, que te estabas perdiendo muchísimas cosas preciosas, que no merece la pena sufrir y que la vida pasa, y no se detiene por nadie.
Así que vive, como si hoy fuera a ser el último día que vieras salir el sol.