jueves, 2 de enero de 2014

Tic Tac.

No consigo dejarte en el olvido. Las horas pasan y pasan. Y yo, enamorada de ti, miro tu nombre una y otra vez. Reviso tu última conexión y releo nuestra despedida. Última conversación, último adiós. La gente pasa por la calle. Unos ríen, otros miran buscando a alguien, y algún despistado intenta no pisar las líneas de las aceras. Pero sigo aquí, sentada en un banco de un parque esperando a que vuelvas. Veo sonrisas, besos fugaces, lágrimas traicioneras. Todos pasan en frente mía como si estuviéramos en mundos diferentes. Y esque nada me importa si no es contigo. Pero no, tanto ellos como yo estamos en la tierra, y ellos están ahí, pasando en frente mía y chateando por whatsapp con quien sabe quien. Me miran, pensarán "que chica más rara" pero yo no les escucho, no al menos que sea tu voz la que lo dice. Y siguen caminando. Al fin y al cabo no les conozco de nada, no nos importamos los unos a los otros y no me comprenderían si les comenzara a hablar de ti. No me conocen lo suficiente como para adentrarse en mis pensamientos y entenderlos, así que ni siquiera pienso en presentarme. Aparece la vecina de enfrente que me saluda con la sonrisa falsa de todos los días. Pero hoy no tengo ganas de saludarle ya que no estás tú para decirme que tengo que ser sociable, así que no saludo. Ella me mira, se ofende, y se va. Se va, al igual que lo hiciste tú. Sin apenas mirarme, decepcionado, con intenciones de no volver.
Te recuerdo, y lloro. La gente sigue pasando a mi alrededor. Pero ya no me miran como si fuera un bicho raro. Ahora piensan "pobrecita". Yo no me doy pena. En cierto modo me lo merezco. Aunque ellos no conocen la historia, y por eso siguen mirándome como si fuera la pobre chica que está tan triste que ni le importa ponerse a llorar delante de todos. Pero sé que tú no piensas lo mismo, así que no me doy pena. Cuando veo que ya no hago nada ahí, que debería volver a casa, me levanto. Pero no voy camino a casa, sinó que visito cada uno de los lugares por los que pasamos juntos. Revivo momentos. Y es tan contradictorio... Esa felicidad al recordar, y esa tristeza al saber que son recuerdos.. Y sigo recorriendo cada sitio. Sigo viviendo de recuerdos. Me siento bien viajando al pasado, quizás sea la única huella que quede de ti, y no quiero que se borre. Ahora ya he parado de llorar, ahora te veo a mi lado, y me siento tan llena que desbordo alegría. Pero de pronto ¡ZAS! me choco con un chico, de unos 16 aproximadamente. Y tu recuerdo desaparece. Me atacan los nervios. Pido perdón. Intento seguir caminando. Pero no puedo. Y él tampoco. Nos quedamos en la calle mirándonos como dos tontos. En ese momento me vienen imágenes tuyas, de tu mirada. Y me vacían. Me tiran a lo más hondo de un agujero oscuro. El chico sigue ahí, y debe notar mi dolor porque en ese momento sonríe. Sonríe y se presenta. Y de alguna manera da un poco de luz al agujero.
A veces un simple desconocido puede acerte sentir mucho mejor que miles de recuerdos, simplemente porque está pasando ahora, y tienes la oportunidad de hacer con eses momentos lo que quieras. Pero el pasado, por mucho que lo intentes, no lo podrás remediar. Y yo, por mucho que lo quise, por mucho que nos quisimos, ya no. Ya no, y no puedo luchar eternamente por alguien que no lucha. Eso me hizo ver ese desconocido, que cuando le importas a alguien, no se va, se queda, te ayuda a salir, no te encierra, no te pone límites, si te pierde te busca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario