miércoles, 2 de octubre de 2013

El truco está en fingir que no te importa, en hacerte la fuerte. En sonreir y aguantarte dentro las lágrimas. El truco está en que te vean con unos ojos diferentes a como te ves tu cuando te miras en el espejo, que esa falsa sonrisa le parezca verdadera y que cuando tengas los ojos llorosos piensen que te ha entrado algo en el ojo, y no que los recuerdos te están matando por dentro.
Debes hacerles sentir que no hay ningún problema, que no deberían porque preocuparse, a pesar de que tus ojos griten pidiendo ayuda.
Consiste en engañar desde el que menos te conoce, hasta tu propia familia. Y cuando lo consigas, enhorabuena, ya puedes comenzar a fingir sentimientos.

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